Más allá de la importancia que se le daba a este lugar religioso; los griegos siempre tuvieron más en cuenta la condición humana, o sea, que la ciudad era para las personas y no para los dioses, los cuales residían en el valle del Olimpo.
La parte cultural se refleja en cambios en las esculturas, que toman otras proporciones más similar a la escala humana. Sus rostros aparecían con más naturalidad en los gestos, los cuales no se notan en el periodo anterior.
La postura de las estatuas, era de una forma más natural y las articulaciones y músculos se veían más reflejadas. Esto confirma la ideología del hombre como centro de la ideología griega, representados apuntando a la perfección.
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